viernes, 29 de mayo de 2009

La voz del silencio


Dios obra sin imagen, sin medios. Lo mismo el hombre. Cuanto más desnudo está de imágenes, cuanto más se interiorice, cuanto más de todo se ha olvidado, tanto más se acerca al modo de obrar de Dios. En tal sentido el divino Dionisio invita y exhorta a Timoteo, su discípulo, diciendo: "Tú, en cambio, Timoteo carísimo, ejercítate en la contemplación de lo divino. Deja los sentidos y las operaciones del espíritu, las cosas sensibles y las inteligibles, las que son y lo que no es. Únete a aquel que es sobre toda sustancia y toda ciencia. Encamínate a El dejando dormidas tus potencias, saliendo de ti mismo. De todas las cosas por completo liberado y puramente trascendiendo vuela al rayo suprasubstancial de la tiniebla divina. En desnudez total, en plena libertad". Así, así es de todo punto necesario desprendernos de las cosas. A Dios le disgusta actuar sobre representaciones de la imaginación. El actúa en el alma, en su misma esencia sin que nadie conozca su divino hornaguear.



Juan Tauler. La voz del silencio.
http://www.terra.es/personal/javierou/con-tauler.htm

jueves, 28 de mayo de 2009

SONRÍE COMO UN BUDA


Mientras te esfuerzas por desprenderte de tus preocupaciones y ansiedad, te ruego que sonrías. Tal vez solo esboces una pequeña sonrisa, pero manténla en tus labios. Estarás sonriendo ligeramente como buda lo hacía. Mientras aprendes a caminar como el Buda, puedes también sonreir como él.¿Porqué esperar a transformarte y despertar totálmente en el futuro? ¡Empieza a ser un Buda ahora mismo, aunque solo sea durante parte del día!
Esta ligera sonrisa aflora a tus labios al tomar conciencia de estar aquí, con vida, caminando en este preciso instante. Al mismo tiempo,alimenta la paz y alegría que hay en tí. Si sonries mientras meditas caminando, tus pasos serán serenos y tranquilos, y sentirás un profundo bienestar. Al sonreir todo tu ser se renueva y tu práctica se fortalece.No tengas miedo a sonreir.

Thich Nhat Hanh, monje budista.

sábado, 9 de mayo de 2009

DESPRENDIMIENTO



Cuando nuestro aprecio es mayor por las cosas que por las personas, nos parece absurdo compartir lo que tenemos, o en su defecto lo hacemos a regañadientes. El desprendimiento supone un esfuerzo para superar ese sentimiento de posesión y exclusividad de lo que poseemos para ofrecerlo gustosamente a los demás.

viernes, 8 de mayo de 2009

FELICIDAD Y BELLEZA


"Así pues, existe la felicidad, la cuál está más allá del placer; existe la belleza, que no es la expresión de una mente ingeniosa, sino la belleza que se nos manifiesta cuando la mente está en completo silencio".

Jiddu Krishnamurti. Sobre el amor y la soledad.

martes, 5 de mayo de 2009

MONJE (y 2)


Y continúa Thoreau:

Este mundo es un lugar de ajetreo. ¡Qué incesante bullicio! Casi todas las noches me despierta el resoplido de la locomotora. Interrumpe mis sueños No hay domingos. Sería maravilloso ver a la humanidad descansando por una vez. No hay más que trabajo, trabajo, trabajo. No es fácil conseguir un simple cuaderno para escribir ideas; todos están rayados para los dólares y los céntimos. Un irlandés, al verme tomar notas en el campo, dio por sentado que estaba calculando mis ganancias. ¡Si un hombre se cae por la ventana de niño y se queda inválido o si se vuelve loco por temor a los indios, todos lo lamentan principalmente porque eso le incapacita para... trabajar! Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar.


El monje toma notas en el campo no para calcular sus ganancias sino para investigar la forma de parar su incesante trabajar. Sin embargo, hay que resaltarlo: está en el campo y toma notas en un simple cuaderno para escribir ideas. En medio del resoplido de la locomotora irrumpe con su domingo. Es el anuncio que en él o ella se hace memorial. Su tarea es hacer que en sí mismo la humanidad descanse por una vez. Es siempre un ser humano que se calló por la ventana de niño y quedó inválido o se volvió loco, alguien incapacitado para… trabajar. No puede ser cómplice del crimen y por eso no le queda otra que la poesía, sin olvidar, claro, que «un poeta es la cosa menos poética del mundo.» (Keats)

Violentando cajas fuertes
Como garantía contra los ladrones que roban bolsos,
desvalijan equipajes y revientan cajas fuertes,
uno debe asegurar todas las propiedades
con cuerdas, cerrarlas con candados,
acerrojarlas con cerrojos.
Esto (para los propietarios)
es del más elemental sentido común.
Pero cuando aparece un ladrón fuerte, se lleva todo,
se lo echa a la espalda y sigue su camino,
con un solo temor:
que cedan las cuerdas, candados y cerrojos.
Así, lo que el mundo llama buen negocio
noes más que una forma de amasar un botín,
empaquetarlo y asegurarlo,
formando una carga cómoda
para los ladrones más audaces.
¿Quién hay, entre los llamados inteligentes,
que no desperdicie su tiempo amasando
un botín para un ladrón mayor que él.


En la tierra de Khi, de pueblo a pueblo,
se podía oír el canto de los gallos, el ladrido de los perros.
Los pescadores lanzaban sus redes,
los campesinos araban los anchos campos,
todo estaba pulcramente señalado con líneas de demarcación.
En quinientas millas cuadradas
había templos para los antepasados,
altares para los dioses de los campos y espíritus del grano.
Cada cantón, condado y distrito
era gobernado con arreglo a las leyes y estatutos...
Hasta que una mañana el fiscal general, Tien Khang Tzu,
liquidó al rey y se apoderó de todo el Estado.
¿Quedó acaso conforme con robar la tierra?
No, se apoderó también de las leyes y de los estatutos,
y con ellos de todos los abogados,
por no mencionar a la policía.
Todos formaban parte del mismo paquete.
Por supuesto, la gente llamaba ladrón a Khan Tzu,
pero lo dejaban tranquilo
viviendo tan feliz como los Patriarcas.
Ningún pequeño Estado levantaba la voz contra él,
ningún gran Estado hizo el más mínimo movimiento en su contra.
Así que durante doce generaciones el estado de Khi
perteneció a su familia.
Nadie interfirió sus derechos inalienables.

El invento
de los pesos y medidas
hace más fácil el robo.
La firma de contratos, la implantación de sellos,
hacen más seguro el robo.
Enseñar amor y obligaciones
suministra un lenguaje adecuado
con el cual demostrar que el robo
es en realidad para el bien de todos.
Un hombre pobre ha de ser ahorcado,
por robar una hebilla de cinturón,
pero si un hombre rico roba todo un Estado
es aclamado como el estadista del año.

De modo que,
si queréis escuchar los mejores discursos
sobre el amor, el deber, la justicia, etc.,
escuchad a los hombres de Estado.
Pero cuando el arroyo se seca,
nada crece en el valle.
Cuando el montículo se aplana,
el hueco junto a él se llena.
Y cuando los hombres de Estado y los abogados
y los predicadores del deber desaparecen,
no hay tampoco más robos
y el mundo queda en paz.

Moraleja: cuanto más acumules principios éticos
y deberes y obligaciones,
para meter en cintura a todo el mundo,
más botín acumulas para los ladrones como Khang.
Por medio de argumentos éticos y principios morales,
se demuestra finalmente
que los mayores crímenes eran necesarios,
y que de hecho fueron un señalado beneficio
para la humanidad.

(Chuang Tzu, leído, «interpretado», por Thomas Merton)

sábado, 2 de mayo de 2009

MONJE (1)


"… al igual que se forman los ventisqueros cuando cesa el viento, así mismo cuando cesa la verdad surge una institución. Pero la verdad sigue soplando por las alturas y al final acaba por destruirla".

Henry David Thoreau



Desde el punto de vista de sus consecuencias, un monje es un ser humano capaz de hacer cesar su propio viento para obedecer al ventisquero que se forma después, obedeciendo hasta el extremo de llegar a ser institución, pero sin dejar de ser también, en las alturas, ese viento que sigue soplando y al final acaba por destruirla. Para ser monje se necesita ineludiblemente una institución, y mientras más fuerte mejor, pero dentro de ella, siendo fiel a ella, es un ser humano radicalmente des-institucionalizado que vive-anticipando una libertad absoluta en el sentido del memorial eucarístico, porque cuando cesa la verdad surge una institución. Como lo expresa Juan Pablo II en su encíclica Ecclesia de Eucharistia: «La Eucaristía hace presente el sacrificio de la Cruz, no se le añade y no lo multiplica. Lo que se repite es su celebración memorial, la «manifestación memorial» (memorialis demonstratio), por la cual el único y definitivo sacrificio redentor de Cristo se actualiza siempre en el tiempo.» Ser manifestación memorial es la única forma de «demostrar», actualizándolo en el tiempo, el único y definitivo sacrificio redentor de Cristo. La Eucaristía no es institución, es memorial.


Por eso si en el presente siglo los hombres y mujeres que sean memorial no toman el volante, la humanidad definitivamente se irá al despeñadero. Obvio. A estas alturas y simas de la aventura humana el poder tiene que estar en manos de quienes sean capaces de ser al mismo tiempo institución y viento porque sólo ellos pueden impedir que cese la verdad. La verdadera y por lo tanto la única política humana tiene que ser forzosamente Eucarística, memorial. Política en el sentido de esta definición que da el diccionario: «Hábil para tratar a la gente o dirigir un asunto: hay que ser muy político para llevar a cabo este proyecto sin ofender a ninguno de los afectados.» Y hoy por hoy, la institución más hábil para tratar a la gente y dirigir sus asuntos sin ofender a ninguno de los afectados, es, sin duda, la institución monástica. En términos de Vida no podemos añadir ni multiplicar nada, por ahí lo único que logramos es exacerbar nuestros tumores; de lo que se trata es de actualizar en nuestro tiempo y circunstancias la plenitud que ya somos y que no podemos dejar de ser de ninguna manera: El hombre sabio, entonces, cuando ha de gobernar, sabe cómo no hacer nada. Al dejar las cosas estar, descansa en su naturaleza original. Aquel que gobierne respetará al gobernado ni más ni menos que en la medida en que se respete a sí mismo. Si ama su propia persona lo suficiente como para dejarla descansar en su verdad original, gobernará a los demás sin hacerles daño. Dejadlo que evite que los profundos impulsos de sus entrañas entren en acción. Dejadlo estar tranquilo, sin mirar, sin oír. Dejadlo estar sentado como un cadáver, con el poder del dragón vivo en torno de sí. En completo silencio, su voz será como el trueno. Sus movimientos serán invisibles, como los de un espíritu, pero los poderes del Cielo irán con ellos. Inalterado, sin hacer nada, verá todas las cosas madurar a su alrededor. ¿De dónde sacará tiempo para gobernar?.

(Thomas Merton comentando/parafraseando al filósofo chino Chuang Tzu)